En mi visita a la Sala Nezahualcóyotl, pude apreciar realmente la música clásica, la cual verdaderamente es bellísima, y más aún siendo tocada por la OFUNAM.
Al interpretar la última melodía que compuso Tchaikovsky, me sentí muy identificada, porque estaba pasando por lo mismo, primero estaba alegre pero después esa felicidad se iba convirtiendo en tristeza, entonces es de esas veces que te adentras tanto a la música que es como si estuviera narrándote y entendiendo a la perfección tu estado de ánimo.
Estar en la Sala escuchando y sintiendo la melodía, me hizo reflexionar muchas cosas, pero también relajarme y por un rato dejar de pensar en pendientes o cosas que atormentaran mi mente, lo cual estuvo muy bien porque de verdad aprecié la verdadera música, en la cual no estamos algunos muy instruídos.
Fue una experiencia que sin duda alguna repetiré, es para disfrutar esos momentos y olvidarse de lo demás, es adentrarse a la música, lo cual es maravilloso.
Muy bien, Selene.
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